jueves, 5 de mayo de 2011

PERCEPCION AMBIENTAL

  
Hablar del concepto de percepción ambiental, conlleva adentrarse en una poco conocida rama de la psicología ambiental, correspondiente a una línea de investigación iniciada entre otros, por William Ittelson, uno de los psicólogos pioneros en el estudio de la percepción humana en el ámbito de la relación del hombre y el medio, a principios de la década de 1970.
La percepción ha sido estudiada, en la mayoría de los casos, mediante conceptos de medio ambiente y desde referencias a fenómenos y problemas ambientales. El hecho es que los aspectos conceptuales, de extrema importancia en los referidos estudios, representan sólo un punto en la complejidad que orienta el fenómeno perceptivo. Puesto que, comprender la interacción del ser humano con el ambiente, sustentada con bases es una tarea exhaustiva.
No obstante, un concepto básico indica que la percepción ambiental permite estudiar las relaciones del hombre con su entorno. Describe desde una perspectiva ecológica, cómo el ser humano, a través de la percepción, da significado a su entorno en función de sus propias necesidades, oportunidades y contexto en el cual se encuentra situado. Cuya valoración social e individual será producto de la experiencia perceptiva de los individuos, en el contexto de una relación sistémica, donde el observador y lo observado se unen como parte de una misma entidad.
Es decir que la percepción constituye un proceso activo desde el punto de vista psicológico; en el cual las personas resultan agentes activos implicando diversos procesos cognitivos y efectivos.
Cada persona tiene su propia forma de percibirse a sí mismo en relación al mundo que lo rodea. Posee una manera de conectarse con su ambiente y una imagen subjetiva de la realidad.
Sin embargo, Cuando hablamos de percepción, es importante que, en vez de referirnos a los conceptos que las personas tienen de su lugar, de su mundo, lo hagamos de las imágenes con que lo pueblan. Puesto que, una parte considerable de nuestro desempeño diario depende de la capacidad para percibir adecuadamente los diferentes elementos en el medio en el cual nos desenvolvemos; nuestras percepciones ambientales condicionan las actitudes, sensibilidades, e influyen bastante en la orientación y regulación de nuestras acciones hacia el entorno.
Por lo cual, se plantea que las diferentes acciones de los sujetos vayan dirigidas a modificar aspectos del entorno o de la relación con él mismo, que se traduce en un comportamiento ambiental, consciente y con compromiso.
Teniendo en cuenta que el medio ambiente no es únicamente un espacio neutro, él tiene una verdadera función y es culturalmente marcado, siendo parte integrante del comportamiento humano.
Es por ello que en psicología ambiental las nociones de espacio y de lugar son muy importantes, incluso centrales, porque ellas permiten reconocer el nivel de control de los individuos sobre el medio.
De esa manera encontramos que existen cuatro niveles de interacción del individuo con su medio:
Nivel 1 – Microambiente. Espacio privado o individual.
Nivel 2 – Ambiente de proximidad. Espacio semipúblico o semiprivado.
Nivel 3 – Macro ambiente. Espacio publico
Nivel 4 – Ambiente global. Dimensión planetaria
Y es precisamente por esta interacción del hombre con el medio que se debe lograr el equilibrio, a través de la ecología ambiental, la cual propone una serie de soluciones viables para frenar el proceso de contaminación y disminuir las toxinas emocionales; porque los ecosistemas en el planeta están sufriendo a causa de muchos factores, producto quizás de una falta de conciencia, propiciando contaminaciones de diversos tipos y a esto se le añade el calentamiento global; son hechos que se comprueban día a día.
Lo anterior nos muestra claramente que el calentamiento global y la contaminación nos afecta directamente, aunque seamos nosotros mismos los que aportemos para su avance y no tenemos el control para retroceder los daños, pero si la opción de cambiar de actitud frente  este gran problema que concierne a todos.

En la medida que se tomen hábitos comportamentales ecológicos, contribuiremos a la perspectiva de responsabilidad individual  que nos corresponde, preservando bienes comunes y siendo parte de la ayuda y no lo contrario.
Es de gran interés cómo los ecologistas estudian y conocen las formas en que las sociedades humanas conciben, usan y afectan el ambiente, incluyendo sus respuestas a cambios en tal ambiente, a los niveles biológicos, sociales y culturales. Pero no se necesita ser ecologista para comenzar a darle importancia a lo que realmente tiene valor, lo cual es el medio que nos rodea, el ambiente.
Las actitudes juegan un papel importante en la toma de decisiones y en las conductas humanas relacionadas con el ambiente y resultan indicadores útiles para predecir la disposición de una persona a actuar de una manera u otra con respecto a él.
Si aceptamos y permitimos la destrucción ambiental, continuaremos preñados del paradigma material que nos hace justificar las malas acciones y a su vez parte de ellas.
No espere cambiar mañana, comience hoy… Mañana se le olvida.